Crecer para leer

Con 13 años leí la trilogía de El Señor de los Anillos y El Hobbit. Seguidamente empecé El Silmarillion. Sabía que era un libro complicado y denso, pero me empeñé en intentarlo. No lo estaba disfrutando ni entendiendo, y recuerdo que me pareció un amasijo de nombres extraños y acontecimientos extremadamente abstractos. Como era de esperar, no llegué ni a la mitad. Leer más